En agosto de 2019 volví a empezar a correr "en serio" después de 2 años sin hacer prácticamente nada y de 5 sin llegar a coger una buena rutina. Sin prisa, pero sin pausa, fui cogiendo ritmo y, aunque estaba muy lejos de los ritmos de años atrás y apenas había pasado de los 10 kilómetros en un par de salidas, me vine arriba y me apunté a una media maratón y, más concretamente, a la media maratón más antigua de Cataluña, la Mitja Marató Espirall-Vilafranca.
Objetivo, tal vez, demasiado optimista, pero que me obligaba a ponerme las pilas y en ello estaba cuando, a 6 días de la carrera, me hice un esguince y se truncaron todos los planes. Resultado: 3 meses en el dique seco y una espinita clavada con esta carrera. Y cuando empezaba de nuevo a testar el tobillo... Confinamiento!
Probablemente impulsado por la rabia de haberme perdido una carrera (y tres meses de zancadas), el confinamiento se convirtió en el poco esperado retorno a esto de correr, llegando a hacer tiradas de hasta 6 km por la terraza de casa en lo que bauticé como The Hamster Sessions.
Sobra decir que, a la que se dio luz verde al deporte al aire libre, esas zancadas se multiplicaron y empecé a hacer tiradas de 10km a ritmos que me parecían más que respetables (entorno a 5:20 el km) y en menos de un mes recorrí por primera vez 21 km (de montaña). La rutina estaba creada y no tenía intención de parar.
Era el momento de empezar a poner objetivos y, para ayudarme, apareció la Rainbow Virtual Series. Un circuito de carreras de 5k, 10k, media maratón y un maratón final a realizar por libre. El plan inicial era hacer todas excepto la distancia de Filípides, pero a medida que avanzaba el circuito y las marcas iban superando lo esperado (10k en 48:24, 5k en 20:45...) empecé a plantearme completar el circuito.
Penúltima carrera: media maratón en 1:45:27. Sólo 4 minutos más lento que mi mejor marca, conseguida en 2013!
Decidido: el 22 de Noviembre de 2020 sería la fecha de mi tercera maratón. Sin liebres, sin avituallamientos, sin asistencia. Yo contra el asfalto y la tierra. Y de esa forma, con el frontal abriendo camino, mi mochila con el avituallamiento dentro y el GPS con la ruta prevista cargada, arrancaba a las 6 de la mañana dispuesto a dar una vuelta por gran parte del Alt Camp.